* Noche Dieciséis. DIEZ LIRAS PARA LA PALOMA PAZ DE ERIALES.
(Liras de la 151 a la 160)
Encantos de frutales
y almíbares que estremecen las almas.
Paloma Paz de Eriales
llevas por nombre y calmas
las penas con soniquete y palmas.
Sucumbe a ti la escarcha
y al contorno infinito de retama
o al lirio de la jarcha
que lozano aclama
la humedad de la hierba y la de sus ramas.
El sueño, divagando,
es perla y simiente de aurora clara
que vive destellando
la senda que separa
suelo y niebla cuando besas mi cara.
Fibras de texto escrito
agitas, sin ningún pretexto, y emanas,
de argumento erudito,
un resquicio de canas
que, de vivir, más aviva las ganas.
El martillo del tiempo
golpea en la eternidad de la parra
la flor del contratiempo
de cosecha pitarra
que endulzará el festín de las arras.
Semillas del fruto
tierno que en su biotopo se aclimata
al aranero y astuto
tiempo que se desata
en lluvia... pérfida como la plata.
Un delirante pecho
engulle al corazón abrazado al alba
en mil nubes de helecho
con la promesa salva
de ser amor que en el amor se enalba.
No coordina eficiente
mi intelecto sin paz en mis entrañas.
Nervios fosforescentes
se hunden en las mañanas
que te duermes conmigo entre mis sábanas.
Las alondras se visten
de espíritus que ya expanden sus alas
y en vuelos que resisten
al amor que me exhalas
en brisas de mar y en todas sus calas.
Collar anacarado.
Muralla - de las costas - encriptada
en tapial enerbado
y en piel tersa arrugada
donde me besas cada madrugada.
***
* Noche Dieciséis. DIEZ LIRAS PARA LA PALOMA PAZ DE ERIALES.
(Liras de la 151 a la 160)
Encantos de frutales y almíbares que estremecen las almas. Paloma Paz de Eriales llevas por nombre y calmas las penas con soniquete y palmas.
Sucumbe a ti la escarcha y al contorno infinito de retama o al lirio de la jarcha que lozano aclama la humedad de la hierba y la de sus ramas.
El sueño, divagando, es perla y simiente de aurora clara que vive destellando la senda que separa suelo y niebla cuando besas mi cara.
Fibras de texto escrito agitas, sin ningún pretexto, y emanas, de argumento erudito, un resquicio de canas que, de vivir, más aviva las ganas.
El martillo del tiempo golpea en la eternidad de la parra la flor del contratiempo de cosecha pitarra que endulzará el festín de las arras.
Semillas del fruto tierno que en su biotopo se aclimata al aranero y astuto tiempo que se desata en lluvia... pérfida como la plata.
Un delirante pecho engulle al corazón abrazado al alba en mil nubes de helecho con la promesa salva de ser amor que en el amor se enalba.
No coordina eficiente mi intelecto sin paz en mis entrañas. Nervios fosforescentes se hunden en las mañanas que te duermes conmigo entre mis sábanas.
Las alondras se visten de espíritus que ya expanden sus alas y en vuelos que resisten al amor que me exhalas en brisas de mar y en todas sus calas.
Collar anacarado. Muralla - de las costas - encriptada en tapial enerbado y en piel tersa arrugada donde me besas cada madrugada.
José Mateo Angulo García
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