*NOCHE 23. DIEZ LIRAS PARA LA FAZ COQUETA DE TU SONRISA.
(Liras de la 221 a la 230)
Si acaso ves primero
tu albornoz antes que el fin de mi meta;
(o) si, de anticuerpos, muero
en horas sabonetas,...
leva tu ancla y vente a mi roqueta.
No vuelo sin tu lealtad
en la inusitada calma que aprieta
la áspera vitalidad
de prevención profeta
de un beso ósculo sobre la veleta.
Tanto amor, saqueado,
descansa de tambores y trompetas
en la pértiga, hastiado,
y desquicia a mi atleta
alma acolchada en vuelos de cometas.
Salpicado epicentro
por mordidas de grillos y mofetas
desdibujando incentros
de bisectrices quietas
y elixir de uva en cada voltereta.
Piel de verde esmeralda
arrepentida en disculpas, - sin tretas -,
que ataja en las espaldas
la voz analfabeta
de mi propia guarida de poetas.
Riendas de puro gozo
se han cribado en la prófuga cubeta
que se escapa del pozo
de lágrimas violetas
y pantanos de tristezas secretas.
Universo inconcluso
que, inalcanzable o infinito, te inquieta
en distanciados husos
de esféricos planetas
mientras te duermes sobre mi bragueta.
Víbora sin instinto,
luciérnaga emigrada sin maleta,
mirada sin precinto
de un potro sin corveta
y voz que canta en todas las facetas.
Pentagrama y conducto
de un rebrote de almas de moquetas
y sitiado usufructo
que pintas mi paleta
o abonas, cual jardín, a mis macetas.
Amo hasta la cutícula
de tu dulce alma. Trasiego en pipetas
de flores y lígulas
hasta la faz coqueta
de tu sonrisa,... porque ésa es mi (única) meta.
***
*NOCHE 23. DIEZ LIRAS PARA LA FAZ COQUETA DE TU SONRISA.
(Liras de la 221 a la 230)
Si acaso ves primero tu albornoz antes que el fin de mi meta; (o) si, de anticuerpos, muero en horas sabonetas,... leva tu ancla y vente a mi roqueta.
No vuelo sin tu lealtad en la inusitada calma que aprieta la áspera vitalidad de prevención profeta de un beso ósculo sobre la veleta.
Tanto amor, saqueado, descansa de tambores y trompetas en la pértiga, hastiado, y desquicia a mi atleta alma acolchada en vuelos de cometas.
Salpicado epicentro por mordidas de grillos y mofetas desdibujando incentros de bisectrices quietas y elixir de uva en cada voltereta.
Piel de verde esmeralda arrepentida en disculpas, - sin tretas -, que ataja en las espaldas la voz analfabeta de mi propia guarida de poetas.
Riendas de puro gozo se han cribado en la prófuga cubeta que se escapa del pozo de lágrimas violetas y pantanos de tristezas secretas.
Universo inconcluso que, inalcanzable o infinito, te inquieta en distanciados husos de esféricos planetas mientras te duermes sobre mi bragueta.
Víbora sin instinto, luciérnaga emigrada sin maleta, mirada sin precinto de un potro sin corveta y voz que canta en todas las facetas.
Pentagrama y conducto de un rebrote de almas de moquetas y sitiado usufructo que pintas mi paleta o abonas, cual jardín, a mis macetas.
Amo hasta la cutícula de tu dulce alma. Trasiego en pipetas de flores y lígulas hasta la faz coqueta de tu sonrisa,... porque ésa es mi (única) meta.
José Mateo Angulo García
No hay comentarios:
Publicar un comentario