* Noches 19 y 20. VEINTE LIRAS PARA DOS NOCHES DELIRANTES ENLAZADAS.
(Liras de la 181 a la 200)
La sal que el hambre alberga
ha encaramado dolor al costado
azotado con (la) verga
del mundo despiadado
sin vitaminas de paz, ni cuidados.
Noche oscura de Lorca en
miedo puntiagudo ya superado
que al sueño y tiempo ahorca en
caída libre, ajado
a un calendario viejo y deshojado.
Ajedrez y elegías
de los amores simultaneados
en las confiterías
de dulces troquelados
con pista de aterrizaje forzado.
Cuando enlazo mis liras,
renace el explendor enarbolado
en el punto de mira
de azafrán, - perfumado
de amor -, al que nos hemos aferrado.
Flexos amortiguados,
detrás de las ventanas, flexionados,
quedan iluminados
en los eriazos vados
que hacen agua en los días permeados.
Me obligan los pesares
a mirarte de lejos. Solapados
anillos circulares
de hambres acaudalados
me aplican tu APP de enamorados.
En los hilos levitan
lances como clavel ensangrentado
de adelfas que marchitan
en cristal empañado
de besos reiterados enzarzados.
Si vuelves, mi amor bello,
no dejes atrás tu sueño auspiciado.
Me importas tú, - y todo ello -,
al arbitrio testado
de ser tú lo mejor que me ha pasado.
Capricho de leones
de ruina en jacuzzi desmoronado
que elude sensaciones
de un ciclón germinado
en cúspides de amores abrazados.
Áurea distraída
detrás del vaho de olas, consternado,
que me infunde sin grida
enigma aletargado
en soledades del alma aliviado.
Exóticas palmeras,
dátiles de dulzor anestesiado,
tiramisú de peras,
almas emparejados
y alas de golondrinas en los tejados... .
Vidriera iluminada
e imágenes borrosas que han quedado
de arterias laminadas
en el ocaso alado
de los telares de amor delicados.
Como orfismo de vida
del tiempo que nos persigue, - impregnado
de fábulas de herida -,
y sol alineado
en los planetas de almas liberados.
Incluso me alimento,
no sólo en alimento insustanciado,
sino del movimiento
que tú me has entregado
sobre tí, tus cosas y tu legado.
Me bebo ardiente fuego,
cual muérdago brúscamente extasiado,
en las canchas de un juego
de normas colapsado
que me deja débil y anestesiado.
Panocha de centeno
muere de incesante pan crucificado
en tu Instagram, ajeno,
que deja constatado
que en las redes me tienes bloqueado.
Someramente hendida
fluye la fe cómplice de lo amado
en los trozos de vida,
mútuamente guardados,
que entre tú y yo nos hemos regalado.
Los otros que han venido
y por los que, a veces,... me has olvidado,
- o a mí me han distraído -,
han de estar alertados
pues tú y yo seguimos enamorados.
Inexplicablemente
de tu sueño aún no me he despertado
y me tengo presente,
siempre contigo al lado,
en radiografías de aire bramado.
Afortunadamente
nuestro árbol - de amor - vendrá verdeado
y, exponencialmente,
crecerá, apasionado,
como el tiempo en que nos hemos amado.
***
* Noches 19 y 20. VEINTE LIRAS PARA DOS NOCHES DELIRANTES ENLAZADAS.
(Liras de la 181 a la 200)
La sal que el hambre alberga ha encaramado dolor al costado azotado con (la) verga del mundo despiadado sin vitaminas de paz, ni cuidados.
Noche oscura de Lorca en miedo puntiagudo ya superado que al sueño y tiempo ahorca en caída libre, ajado a un calendario viejo y deshojado.
Ajedrez y elegías de los amores simultaneados en las confiterías de dulces troquelados con pista de aterrizaje forzado.
Cuando enlazo mis liras, renace el explendor enarbolado en el punto de mira de azafrán, - perfumado de amor -, al que nos hemos aferrado.
Flexos amortiguados, detrás de las ventanas, flexionados, quedan iluminados en los eriazos vados que hacen agua en los días permeados.
Me obligan los pesares a mirarte de lejos. Solapados anillos circulares de hambres acaudalados me aplican tu APP de enamorados.
En los hilos levitan lances como clavel ensangrentado de adelfas que marchitan en cristal empañado de besos reiterados enzarzados.
Si vuelves, mi amor bello, no dejes atrás tu sueño auspiciado. Me importas tú, - y todo ello -, al arbitrio testado de ser tú lo mejor que me ha pasado.
Capricho de leones de ruina en jacuzzi desmoronado que elude sensaciones de un ciclón germinado en cúspides de amores abrazados.
Áurea distraída detrás del vaho de olas, consternado, que me infunde sin grida enigma aletargado en soledades del alma aliviado.
Exóticas palmeras, dátiles de dulzor anestesiado, tiramisú de peras, almas emparejados y alas de golondrinas en los tejados... .
Vidriera iluminada e imágenes borrosas que han quedado de arterias laminadas en el ocaso alado de los telares de amor delicados.
Como orfismo de vida del tiempo que nos persigue, - impregnado de fábulas de herida -, y sol alineado en los planetas de almas liberados.
Incluso me alimento, no sólo en alimento insustanciado, sino del movimiento que tú me has entregado sobre tí, tus cosas y tu legado.
Me bebo ardiente fuego, cual muérdago brúscamente extasiado, en las canchas de un juego de normas colapsado que me deja débil y anestesiado.
Panocha de centeno muere de incesante pan crucificado en tu Instagram, ajeno, que deja constatado que en las redes me tienes bloqueado.
Someramente hendida fluye la fe cómplice de lo amado en los trozos de vida, mútuamente guardados, que entre tú y yo nos hemos regalado.
Los otros que han venido y por los que, a veces,... me has olvidado, - o a mí me han distraído -, han de estar alertados pues tú y yo seguimos enamorados.
Inexplicablemente de tu sueño aún no me he despertado y me tengo presente, siempre contigo al lado, en radiografías de aire bramado.
Afortunadamente nuestro árbol - de amor - vendrá verdeado y, exponencialmente, crecerá, apasionado, como el tiempo en que nos hemos amado.
José Mateo Angulo García
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