* Noche 35. DIEZ LIRAS PARA MI ALMA PREFERIDO.
(Liras de la 341 a la 350).
(Liras de la 341 a la 350).
Nadie en la convivencia
me quiso a mi tal cual tú me has querido.
La mejor experiencia
es haber escogido
a tu alma como mi alma preferido.
El placer desafecto,
en la arveja galopante, sestea
en el vaivén perfecto
de un mutis de marea
que en ida y venida campanillea.
Alma en piel, barlovento,
sumiller del agua de la salina,
sol que (me) colma de aliento,
trigo y pan de su harina,...
paloma de paz que duerme en mi esquina.
Desmenuzada mirra
que aviva al ecosistema genuino
del olor que me pirra,
- como el hinojo o el pino -,
que habita en mí cuando voy (de) peregrino.
Vitualla desmedida
de los oligoelementos vitales
que en forma preventiva
restituyen mis sales
y me previenen de todos los males.
Medicamentoso ajo
que se escarda en la trasvestida tierra,
que alivia arriba y abajo
la salud que destierra
a la herradura equina que se hierra.
Gel protector del sueño
que me induce a soñar siempre contigo
en las cumbres de ensueño
donde de amor me espigo
como lo hace cada espiga de trigo.
Mirador con miradas
tan limpias, transparentes y sinceras,
que expulsa a las espadas
del campo y de las eras
donde han de nacer nuevas primaveras.
Aclimatada estancia
que matiene veintún grados exactos
y que acorta distancia
en la miel del extracto
jugoso, que es fruto de hacer el acto.
que matiene veintún grados exactos
y que acorta distancia
en la miel del extracto
jugoso, que es fruto de hacer el acto.
Brazo siempre tendido
que azúcar de caña en vida confiere
un dulzor distinguido
en lo que bien se quiere
y en luz del alma que a mi alma se adhiere.
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* Noche 35. DIEZ LIRAS PARA MI ALMA PREFERIDO.
(Liras de la 341 a la 350).
(Liras de la 341 a la 350).
Nadie en la convivencia
me quiso a mi tal cual tú me has querido.
La mejor experiencia
es haber escogido
a tu alma como mi alma preferido.
El placer desafecto,
en la arveja galopante, sestea
en el vaivén perfecto
de un mutis de marea
que en ida y venida campanillea.
Alma en piel, barlovento,
sumiller del agua de la salina,
sol que (me) colma de aliento,
trigo y pan de su harina,...
paloma de paz que duerme en mi esquina.
Desmenuzada mirra
que aviva al ecosistema genuino
del olor que me pirra,
- como el hinojo o el pino -,
que habita en mí cuando voy (de) peregrino.
Vitualla desmedida
de los oligoelementos vitales
que en forma preventiva
restituyen mis sales
y me previenen de todos los males.
Medicamentoso ajo
que se escarda en la trasvestida tierra,
que alivia arriba y abajo
la salud que destierra
a la herradura equina que se hierra.
Gel protector del sueño
que me induce a soñar siempre contigo
en las cumbres de ensueño
donde de amor me espigo
como lo hace cada espiga de trigo.
Mirador con miradas
tan limpias, transparentes y sinceras,
que expulsa a las espadas
del campo y de las eras
donde han de nacer nuevas primaveras.
Aclimatada estancia
que matiene veintún grados exactos
y que acorta distancia
en la miel del extracto
jugoso, que es fruto de hacer el acto.
Brazo siempre tendido
que azúcar de caña en vida confiere
un dulzor distinguido
en lo que bien se quiere
y en luz del alma que a mi alma se adhiere.
José Mateo Angulo García.
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