Mix Flamenquito

lunes, 23 de noviembre de 2020

* Noche 98. DIEZ LIRAS DE ESPACIOS INFINITOS DE PERICIA. (Liras de la 971 a la 980)

 * Noche 98. DIEZ LIRAS DE ESPACIOS INFINITOS DE PERICIA. 
(Liras de la 971 a la 980)

Exiges de mi centro
su ímproba inexpugnable caricia
con el dolor adentro
que en el alma desquicia
a espacios infinitos de pericia.

El viento trae fragancias
de todos los sembrados de las tierras,
de las brisas de mancias,
de los mares y sierras
de aguas bravías y arrastres de mierras.

Los árboles discuten
en medio del vendaval de galernas
y se encuentran de buten
las nubes en ternas
que arrojan sus aguas bajo mis piernas.

Barruntas, cual profeta,
con los presentimientos denostados
de inalcanzable meta
en lazos desatados
y en tormentas de aires huracanados.

Pequeñitas hormigas
que os alimentáis bajo la tierra
lejos de las ortigas,
ejército sin guerra
que en su caverna el alimento entierra.

En la cúspide abierta
de un cielo cubierto de lasos drones
se queda descubierta
la voz de unos zumbones
que bailan y saltan como cabrones.

Donde mana agua pura
el vino deja huella en su bodega,
la uva exprime dulzura
en el lagar que anega
la cosecha más dulce de la vega.

Buscando a mis amores
sólo mi amor será de quien me quiera,
nacerán resplandores
exentos de fronteras
y otra vez tendré quince primaveras.

No voy a regalarte más
el renacer de mi segunda vida
salvo si es que tú, además,
no seas ya quien me olvida,
sino el amor que me ama y que me cuida.

Así tú me mostrarás
el camino que tu alma recorría
y al final me entregarás
el infinito día
de tu vida que será siempre mía.





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* Noche 98. DIEZ LIRAS DE ESPACIOS INFINITOS DE PERICIA. 
(Liras de la 971 a la 980)

Exiges de mi centro su ímproba inexpugnable caricia con el dolor adentro que en el alma desquicia a espacios infinitos de pericia.

El viento trae fragancias de todos los sembrados de las tierras, de las brisas de mancias, de los mares y sierras de aguas bravías y arrastres de mierras.

Los árboles discuten en medio del vendaval de galernas y se encuentran de buten las nubes en ternas que arrojan sus aguas bajo mis piernas.

Barruntas, cual profeta, con los presentimientos denostados de inalcanzable meta en lazos desatados y en tormentas de aires huracanados.

Pequeñitas hormigas que os alimentáis bajo la tierra lejos de las ortigas, ejército sin guerra que en su caverna el alimento entierra.

En la cúspide abierta de un cielo cubierto de lasos drones se queda descubierta la voz de unos zumbones que bailan y saltan como cabrones.

Donde mana agua pura el vino deja huella en su bodega, la uva exprime dulzura en el lagar que anega la cosecha más dulce de la vega.

Buscando a mis amores sólo mi amor será de quien me quiera, nacerán resplandores exentos de fronteras y otra vez tendré quince primaveras.

No voy a regalarte más el renacer de mi segunda vida salvo si es que tú, además, no seas ya quien me olvida, sino el amor que me ama y que me cuida.

Así tú me mostrarás el camino que tu alma recorría y al final me entregarás el infinito día de tu vida que será siempre mía.

José Mateo Angulo García.

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