Mix Flamenquito

lunes, 27 de julio de 2020

* Noche diez. DIEZ LIRAS PARA LAS UMBELAS DEL AIRE (Liras de la 91 a la 100)

* Noche diez. DIEZ LIRAS PARA LAS UMBELAS DEL AIRE
(Liras de la 91 a la 100)

Helados cielos mojas
en mi boca, sin que los labios rían,
al través de las hojas
de vida que me lían
en comisuras que el dolor palían.

Riendas - sueltas - de plata
desbocaron raudales que nos guían
en pasteles de nata
cuyo azúcar bebían
de insignes abetos que renacían.

Tosco sonido orlante
pulula, invulnerable, cuando espían 
- en el misterio andante -
los que sólo querían
ver cómo neones de luz se morían.

En umbelas del aire
y en las purpúreas nubes esquían
- de abrigado socaire -
los pájaros que pían
la ignota dirección que los desvían.

Sin tomar marihuana,
despabilado, - aunque de mí se rían -,
observo en la ventana
que, a veces, esgrimían
Cielo y Tierra,...  y en sus centros (ambas) se corrían.

Aguacero en venganza
en la puerta del recuerdo permitían
la jadeante danza
de linces que emitían
seniles huellas por si se extinguían.

Y en tus cabellos bellos
 rosas amantes rizadas vivian
con paz en los destellos
de luces que se alían
en preliminares de almas que ardían.

 Van salmodiados de humo
 nuestros nombres - que no se conocían -
y ahora yo presumo
de las glorias que ansían 
 ver que nuestras ilusiones se rían.

Señoras gotas frías
de rocío, - en matorrales -, chirrían
con suaves melodías
gentiles y envolvían
hebras de infancia que nunca sufrían.

Chamaríz que se encela.
Noches delirantes que se leían
con sorda cantinela.
Sentimientos nacían
en bocas golosas que se comían.


***



* Noche diez. DIEZ LIRAS PARA LAS UMBELAS DEL AIRE
(Liras de la 91 a la 100)

Helados cielos mojas en mi boca, sin que los labios rían, al través de las hojas de vida que me lían en comisuras que el dolor palían.
Riendas - sueltas - de plata desbocaron raudales que nos guían en pasteles de nata cuyo azúcar bebían de insignes abetos que renacían.
Tosco sonido orlante pulula, invulnerable, cuando espían - en el misterio andante - los que sólo querían ver cómo neones de luz se morían.
En umbelas del aire y en las purpúreas nubes esquían - de abrigado socaire - los pájaros que pían la ignota dirección que los desvían.
Sin tomar marihuana, despabilado, - aunque de mí se rían -, observo en la ventana que, a veces, esgrimían Cielo y Tierra,...  y en sus centros (ambas) se corrían.
Aguacero en venganza en la puerta del recuerdo permitían la jadeante danza de linces que emitían seniles huellas por si se extinguían.
Y en tus cabellos bellos rosas amantes rizadas vivian con paz en los destellos de luces que se alían en preliminares de almas que ardían.
Van salmodiados de humo nuestros nombres - que no se conocían - y ahora yo presumo de las glorias que ansían ver que nuestras ilusiones se rían.
Señoras gotas frías de rocío, en matorrales, chirrían con suaves melodías gentiles y envolvían hebras de infancia que nunca sufrían.
Chamaríz que se encela.
Noches delirantes que se leían con sorda cantinela.
Sentimientos nacían en bocas golosas que se comían.

José Mateo Angulo García.

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