Mix Flamenquito

viernes, 20 de noviembre de 2020

* Noche 94. TRISTE NOCHE DURMIENTE. (Liras de la 931 a la 940)

 * Noche 94. TRISTE NOCHE DURMIENTE. 
(Liras de la 931 a la 940)

Triste noche durmiente
que sueña embaucar dos almas dormidas,
no desmembres mi mente
por más que tenga heridas
de un corazón que está ahogado y sin vidas.

La superflua indolora
canción triste del verano agotado
desdibuja, incolora,
el trazo sombreado
del recuerdo de ti,... que no he olvidado.

Quisiera que estas liras
lo sean para ti por siempre escritas
porque, cuando me miras,
tú más me acreditas 
para escribir las cosas más bonitas.

Escucho atentamente
el silencio de quienes ya no me hablan
y no alcanzo en mi mente
a ver cómo se entablan
las no-conversaciones que se exhalan.

Como el céfiro suave
que coquetea en cada playa de mar,
yo conservo la llave
que lleva al lecho de amar
donde no queda venganza por clamar.

Me aplico la logística
de serte fiel incluso en la tristeza,
ajusto la estadística
recta, pieza por pieza,
en la regresión del día que empieza.

Realidad abstraída
en el destello del polvo poroso
que en el alma raída
fisga meticuloso
como el teatro que se hunde en su foso.

Y así, tan desvalida,
la noche triste estalla en su proeza
y al corazón descuida,
con total aspereza,
como perdiz perdida en la maleza.

No hay solución exacta
para la aprensión que muestras al verme,
pero mi alma está intacta,
- piensa en ti mientras duerme-,
esperando que tú quieras quererme.

Lo importante en cada error
cometido en el transcurso de vida
es que te hace ser mejor.
Ninguna noche olvida
que irse a la cama es (otra) lección aprendida.


***




* Noche 94. TRISTE NOCHE DURMIENTE. 
(Liras de la 931 a la 940)

Triste noche durmiente que sueña embaucar dos almas dormidas, no desmembres mi mente por más que tenga heridas de un corazón que está ahogado y sin vidas.
La superflua indolora canción triste del verano agotado desdibuja, incolora, el trazo sombreado del recuerdo de ti,... que no he olvidado.
Quisiera que estas liras lo sean para ti por siempre escritas porque, cuando me miras, tú más me acreditas para escribir las cosas más bonitas.
Escucho atentamente el silencio de quienes ya no me hablan y no alcanzo en mi mente a ver cómo se entablan las no-conversaciones que se exhalan.
Como el céfiro suave que coquetea en cada playa de mar, yo conservo la llave que lleva al lecho de amar donde no queda venganza por clamar.
Me aplico la logística de serte fiel incluso en la tristeza, ajusto la estadística recta, pieza por pieza, en la regresión del día que empieza.
Realidad abstraída en el destello del polvo poroso que en el alma raída fisga meticuloso como el teatro que se hunde en su foso.
Y así, tan desvalida, la noche triste estalla en su proeza y al corazón descuida, con total aspereza, como perdiz perdida en la maleza.
No hay solución exacta para la aprensión que muestras al verme, pero mi alma está intacta, - piensa en ti mientras duerme-, esperando que tú quieras quererme.
Lo importante en cada error cometido en el transcurso de vida es que te hace ser mejor. Ninguna noche olvida que irse a la cama es (otra) lección aprendida.

José Mateo Angulo García.

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